Inicio » ConVIVIR » Reflexiones sobre la muerte de un perro

Reflexiones sobre la muerte de un perro

En este audio vamos a tratar un tema un poco tabú: la muerte.

La muerte de nuestros compañeros perros, cómo lo vivimos, cómo podemos transitarlo, todo esto sesgado por mi experiencia y lo que pienso. Creo que el acompañamiento de un buen profesional de la psicología, del bienestar mental es importante en estos momentos y nada, voy a intentar no llorar además.

La pregunta original de una exploradora canina: «Hola Pat, es una pregunta difícil pero no se habla demasiado del tema y creo que es importante. ¿Cómo nos preparamos para la pérdida de uno de nuestros compañeros? ¿Cómo sobrellevamos el duelo después de la pérdida? ¿Alguna bibliografía recomendada?»

Además, es un tema que me toca bastante de cerca. Hace un poco más de un año se fue Bongo, que además es mi perro Ancla. Hablo en presente porque sigue siéndolo. No pensé que iba a emocionarme tanto. Sigue siéndolo porque cada vez que comparto algo o que hago algún paso hacia la divulgación, lo que busco es que viváis lo mismo que vivimos nosotros.

A mí me ha dado mucha seguridad el haber acompañado a Bongo desde principio a fin de su vida. Viendo que ha sido un perro muy feliz, que ha vivido muchas aventuras, quizá ha vivido varias vidas juntas de otros perros. Y es lo mismo que busco. Y esto me ha reafirmado en muchas cosas que os comparto. Por ejemplo, esta saga de audios que estoy haciendo. La verdad que estoy siendo más yo que nunca. No me estoy dejando nada dentro.

Hablo con una seguridad y con unas… No sé cómo deciros. Como que no tengo miedo de nada. Y en parte viene porque le he acompañado a él toda su vida. Y lo que os comento sé que es real, que se puede hacer. Que realmente los perros sienten un bienestar cuando se les acompaña de esta manera.

Bongo y yo vivimos muchas vidas juntos. Vivimos muchos cambios de muchas cosas. Y venimos un poco de un lado gris, no del todo oscuro. Porque creo que en el mundo del perro hay un lado oscuro muy oscuro, que todavía sigue vigente, donde el castigo es realmente el centro de la relación entre el humano y el perro. Venimos de un gris camuflado de blanco.

Esto lo hablaremos mañana en la crónica de exploración canina. Que por cierto empieza mañana, estoy muy emocionada. Voy a hacerlo en varias partes. Porque ayer acabé de editar y de hacer la misión. Estoy tan orgullosa, de verdad. Tan orgullosa. Es la mejor formación en autoaprendizaje que he hecho en mi vida. Es completo, nivel máximo. Que no os despiste el precio.

Porque he puesto un precio muy asequible. Porque quiero que sea la entrada al mundo Piracán. Quiero que sea como esa divulgación de compromiso. Es decir, el que se compromete, pues tiene ese acceso al mundo. Tiene la parte física de los retos. Un regalito. La parte digital ha quedado espectacular. Bueno, es una pasada. Yo de verdad no conozco nada igual, ya no solo en el mundo del perro. En ningún sector. He hecho formaciones a porrón. O sea, llevo invertidos, no sé ni el dinero, en formaciones. Y nunca he visto una cosa igual. He cogido todo mi conocimiento de gamificación, de didáctica de perros. Y está ahí puesto. Así que de verdad, idlo a ver.

Y mañana empezamos las crónicas de exploración. Que quien quiera apuntarse pues puede. Y va a tratar este tema. Voy a hacerlo en dos partes. Porque hay mucha chicha. Entonces vamos a hacer una primera parte. Hablando un poco de todo esto del conductismo. De cómo va, de dónde viene, de tal. Y un poco todo esto venía ligado a que te decía lo del… El lugar negro. Bueno, el lado oscuro. Y el lado más gris. Y creo que hay un lado gris que se hace ver como blanco. Pero que en realidad es gris. Que es esta gente que…

Primero que tiene los conceptos un poco liados en la cabeza. De realmente qué es acompañar. Qué es premiar, qué es chantajear, qué es hacer. Y qué son consecuencias, qué son límites. Tiene ahí un batiburrillo en la cabeza. La ignorancia es muy osada. Y además de tener liada la cabeza. Lo que hacen es acompañar a otras familias. Cobrar por ello además. Y esto me da mucha pena. Porque realmente hacen mucho daño. Porque tú te piensas que lo estás haciendo de una manera respetuosa. Y realmente no es así.

¿Por qué no? Porque está infiltrado. Y todo esto lo digo porque yo vengo de ahí. Yo vengo de ese lugar en el que pensaba. Que estaba haciendo las cosas de manera respetuosa. De manera acompañando. Y no era así. Bongo ha sido mi maestro. Me ha acompañado y yo lo he acompañado a él. A veces de una mejor manera que otra. Los últimos años de vida he sido la mejor compañera humana que podía tener. Los primeros no tanto.

Pero esto vamos a tratar hoy también en este audio. Que es este respeto por nuestro yo anterior. Porque vivimos y hacemos lo que creemos en ese momento. Porque hay gente que cuando fallece un perro siente como mucha culpa. Sobre todo cuando os formáis y empezáis a ver otras miradas. Ampliáis la mente. Os dais cuenta de las cagadas que habéis hecho con ese perro en particular. Y ya no está en vida con lo cual no podéis hacer nada. Ya es lo vivido y ya eso para la saca. Creo que hay mucho respeto por nuestro yo anterior. Creo que hay que haberlo. Abrazarnos.
Que lo hemos hecho como sentíamos en ese momento y está bien. No hay un objetivo. El convivir, el estar es lo que hay. A veces lo haces con las herramientas que tienes y ya está. El amor tiene muchas maneras. Cuanto más sabemos y más abrimos la cabeza, más seguridad tenemos. Pues acompañamos más como sentimos, pero hay momentos en los que no es así.

Entonces bueno, uff, vaya audio me va a quedar. Pero bueno, vamos allá. Es que claro, me hacéis unas preguntas, pero nada, yo contesto. Para mí, lo más importante es disfrutar al máximo de la vida. ¿Vale? De la vida. La muerte forma parte de la vida. Yo la tengo muy integrada desde edades muy tempranas y después de la muerte de Bongo y de mi madre. Porque han tenido muy pocos meses de diferencia. De hecho, todavía estoy en este duelo. Que le he dicho así en broma y para mí me ha dado mucha paz. Haber disfrutado al máximo de la vida de Bongo. Es que no he podido disfrutar más de él. Jolín.

Venga va, como pensaba que tenía la herida un poco cerrada, que iba a hablar desde la cicatriz. Pero no, la herida está un poco supurando todavía. Pero bueno, a mí me ha dado mucha paz. El haber viajado con él. Jolín. Venga va. El haber tenido sesiones de juego. Por eso os propongo tantas sesiones de juego. Porque aunque también en el lado seres de luz, se habla de que el adiestramiento es el mal y que no se puede hacer nada. Que condiciones al perro, ni premiar ni nada. Y nos vamos al otro extremo. Que se puede coger todo y que cuando tú juegas y realmente lo que enseñas lo haces desde el juego. Es que es el cómo haces las cosas.

Ana lo pensaba, estaba haciendo. Porque hoy me he levantado a las 5 de la mañana y hay días que lo consigo y días que no. Hoy lo he conseguido y esos días me siento tan bien. Que ojalá lo consiga todos los días. Porque de verdad que me da la vida. Tener este espacio para mí, para crear. Porque hoy mi compi de fuerza no podía y esa sesión me ha venido un montón de cosas a cabeza. Porque esta es mi manera de fluir. Lo de dejar la mente en blanco.

Bueno la cuestión, pues en ese momento yo estaba pensando en los estigmatizados que están los premios. Y entonces, no solo con los perros, también con los niños. Es como que el humano es pendular totalmente. De una forma a la otra. Hay polaridades cada vez más. Luego, como os decía, hay un batiburrillo de conceptos que la gente echa un lío. Hace cosas que no tienen ningún sentido.

Yo pensaba en este caso en los niños. Que por ejemplo los juegos de mesa tienen premios. Muchos de ellos. Consigues no sé qué, consigues no sé cuántos. Si luego tú utilizas eso para toda la vida, pues por supuesto que estás condicionando a ese ser. A solo hacer cosas en la vida por esa recompensa. Pero creo que hay momentos para todo. No sé, yo soy muy de fluir, muy caótica. Mi hija también está siendo una maestra y será una maestra toda su vida. En muchas cosas y una de ellas es en fluir. También a veces queremos
En ninguna otra. Yo no soy estricta en nada en mi vida. Todo es caos. Todo es mezcla. Todo cojo de aquí y de allá. Con el tema de acompañar. Desde ese lugar. Os decía todo esto. Porque el disfrutar al máximo de la vida. Creo que las sesiones de juego forman parte.

Yo estoy muy contenta. De, por ejemplo, las últimas semanas de vida de Bongo. Tuve sesiones de juego. Para los que hacéis excursos. Me gusta ir haciendo sesiones de juego actuales. Porque yo evoluciono muy rápido. Mi manera de jugar. También evoluciona conmigo. Ese vídeo. Lo guardo con un cariño. Porque es ese momento en el que. Estamos disfrutando juntos. Nos entendemos. Con lo cual jugad. Jolin. Jugad muchísimo. Voy. Un momento. No lo voy a cortar. Jugad muchísimo con vuestros perros. Disfrutad, viajad.

El viaje que hice con él es que me dio la vida. Para mí la premisa mayor es. Disfrutar al máximo de la vida. Que en la muerte nos encontramos. Esto me lo preguntasteis. En una de las presentaciones. Regalo doble. Si yo no he tenido el regalo de compartir la vida contigo. Y si tengo el regalo de compartir la muerte. Lo que más. Luego aprender a soltar. Aprender a soltar todas esas cosas. Que nos hubiera gustado hacer y no hicimos. No salieron y ya está. Pero si hicimos otras.

Y luego también tener el concepto de que convivir es convivir. Que no hace falta. Estoy proponiendo por una parte hacer sesiones de juego. Pero no es lo más importante. Lo importante es estar juntos. Y esta vez para mis pies. Porque ya siempre estamos juntas. En el monte. Que eso es otro tema que trataremos en otros podcast. En otros contenidos. Pero por ejemplo ella está súper apegada a mí. Yo a ella. Pero luego en el monte es la que más lejos se va. Y precisamente creo que es por eso. Porque cuando tú tienes un apego muy seguro. Cuando tienes las raíces muy bien puestas. Tienes las alas más grandes. Y esa es mi manera de acompañar. Haciendo mucha raíz y muchas alas. Para que tú sepas dónde vuelves. Dónde está casa. Y luego puedas ir donde quieras.

La muerte es vida. Y la muerte forma parte de la vida. Y creo que hablar de ella es algo muy sano. Muy sanador. Y luego por otro lado. Creo que los vínculos se eligen y se nutren. Y hay mucho juicio social. Sobre el duelo. Sobre un perro. Quizá te sorprenda. Que cuando por ejemplo hablo de mi madre. No me emociono tanto que cuando hablo de Bongo. Y no es que quisiera más a uno u otro. Los quise diferentes. Pero es cierto. Que el vínculo que forjé con Bongo. Fue de una intensidad y de una profundidad. Que no conseguí en vida con mi madre. Y esto es muy duro de decirlo. Pero es la realidad.

Yo he soltado todo eso. He soltado la expectativa que yo pudiera tener. En este caso. Con otros vínculos. Entonces para mí también es muy importante. Darte el espacio. Y que lo transites como te salga de la entraña. No hay tiempo. No hay manera. Hay gente que lloramos. Otros que lo sacan en acción. Cada uno. El duelo tiene fases. Pero cada uno las siente. Y viene la manera de sentir.
De cada uno, es diferente. Yo, por ejemplo, soy una humana muy rápida sintiendo y transitando las emociones. Hay veces que se me ha acusado de sentir menos por ser rápida, pero no es así. Soy rápida en todo: en meses cambio totalmente una manera de enfocar un negocio, en semanas te puedo crear una formación de la nada.

Es importante entenderme y respetarme. Espero que este conocimiento te lleve también a ti para respetar tu duelo. Las normas sociales de lo que hay que sentir o cuánto tiempo por la muerte de un perro, que se la meta cada uno por donde quiera. Porque al final, cuando alguien te dice «todavía estás triste por un perro», primero, seguramente esa persona no ha tenido nunca una vinculación tan fuerte como la que has tenido tú con tu perro. Seguramente no tiene los mismos valores de vida, no siente la convivencia con los perros como la sientes tú. Con lo cual, una vez más, no es relevante.

De verdad, yo creo que el sentir, cada uno lo hace a su manera. Así que también darte el espacio, acompañarte a ti misma y compartir con quien lo entiende. Por eso, para mí, es tan importante también las formaciones y los espacios seguros que creo. Porque si son espacios seguros, no dejo entrar a cualquiera. Durante muchos años, he tenido muchas conversaciones incómodas para que el espacio sea lo más seguro posible para todas y lo más enriquecedor. No es casualidad, hay gente que dice «qué suerte estos grupos que tienes, que la gente tan maja». No es suerte, es currazo de la hostia y es mirar a la cara cuando hay conflictos.

Entonces, busca estos espacios donde puedas abrirte y compartir con otros humanos que entienden, que validan y que te abrazan en este momento. Luego, también aceptar las situaciones. Hay muertes, por ejemplo, la muerte de Bongo fue una muerte por vejez. Sí que hubo un tema veterinario que yo no he resuelto del todo, sigo sintiendo rabia por cómo fue, pero bueno, esto lo tenéis en el libro. No voy a hablar del tema, que entonces ya no acabo nunca.

Pero luego hay también situaciones traumáticas, donde hay perros que mueren incluso por una negligencia nuestra, por un despiste, por confiar en alguien que no supo llevar esa responsabilidad a cabo. Hay situaciones muy traumáticas y hay que aceptar que son una mierda, que no pasan por algo. Yo creo que de todo se puede aprender, pero hay situaciones que son una mierda y que no hay por dónde cogerlas. Y esto hay que aceptarlo, la situación es una mierda, ojalá no hubiera pasado, y ya está. Pero también acompañarnos y ver qué aprender para la siguiente. Aunque luego dices que aprendes y luego no te pasa como me ha pasado a mí, que yo siempre dije «nunca más me va a volver a pasar que un perro mío muera en el veterinario sin que yo haya estado tal y cual». Pues mira, mierda para mí, me pasó con Rocky y me ha vuelto a pasar con Bongo de una manera un poco diferente. Pero bueno, un poco ahí. Pues nada, 18 minutos, no quiero alargarme.
E más. Porque luego me cuesta mucho editarlo y todo el roquete. ¿Me pides bibliografía? Pues mira, Laura Vidal tiene varios libros sobre esto. Uno de ellos es Espérame en el arco iris. Cómo afrontar el duelo por la pérdida de tu mascota. La palabra mascota, Laura, hay que cambiarla. Ya te lo digo desde aquí. ¿Vale? De entre todos tenemos que cambiar este concepto. Pero bueno.

Contacté con ella porque me llamaron una vez de la radio para hacer un tema sobre… Bueno, no era exactamente sobre el duelo humano. O sea, del duelo que pasa al humano cuando fallece un perro, sino era más sobre el duelo de los animales. Pero bueno, consideré que ella a lo mejor sabía más y contacté con ella. No he leído el libro, también os lo tengo que decir. Pero bueno, no sé. Me ha conectado el mensaje, me ha conectado ella. He conocido un poquito de lo que comparte. Y nada, yo os lo dejo ahí. Ya me diréis qué tal. Y ya está. Hasta aquí este temazo.

Muchas gracias por vuestras preguntas. Volvemos la próxima semana. Dejad vuestras preguntas, si queréis, en www.pateeducadora.com barra podcast julio. Y ahí pues preguntáis y vamos haciendo. Y nada, yo voy a nutrirme, a estudiar para las crónicas que me apetece mogollón esta fase de verano de introspección y de compartir. ¡Hala! ¡Al abordaje!

PD- no voy a editar el vídeo a propósito, porque creo que aquí tratamos también de humanos y creo que no es real si corto todos los momentos que me he emocionado, que se me ha cortado la voz. Creo que forma parte de la vida y vamos a empezar a aceptar, ¿no? La muerte, la vida, las emociones, todo. Así que nada, se queda tal cual. Ha salido de la entraña.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *